viernes, 30 de octubre de 2009

CIERTA ESTÉTICA DE RESISTENCIA


Este jueves hemos tratado, en nuestro programa de radio, sin casi proponérnoslo, la emoción del artista en su realización como tal. Estableciendo un puente entre lo real y su invención. Así las cosas, nuestro ladrón comenzó con la lectura de Carlos sobre un texto de Truffaut donde hace crónica de sí mismo en su actividad como director, artista y artesano a través de la observación de ciertas situaciones que ocurren en la vida cotidiana. Nos habla de la génesis de una escena. Truffaut, el contemplador activo, nos ofrece un relato sencillo y directo que explica el secreto de su felicidad (ser direcor de cine). La anécdota, prehistoria de una escena fílmica, de una invención de la realidad: una joven acosada por un hombre en medio de la calle. La muchacha abochornada huye como puede. Es entonces cuando el observador Truffaut funda un compromiso para resolver esta escena tan repetida, para transformarla. Y le da una lección al aprendiz de seductor. Cuatro meses más tarde la escena se repite, pero con un giro moral: la joven se enfrenta a su acosador y le enseña su propia imagen reflejada en un escaparate, increpándole con la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que se crea un seductor con esa cara? Cierta estética de resistencia o creación moralista. El texto leído por Carlos, corresponde a una antología que lleva por título El placer de la mirada.

Después dimos paso a la música que nos acompañaría toda la noche (Aute y su Alevosía mágica). Luego les llegó el turno a Javi y a Eva, desde Madrid, incombustibles francotiradores de las injusticias sociales, amantes de la comida japonesa y de los países exóticos. Tan hechos a sí mismos que deslumbran con sus opiniones. Nos deleitaron con uno de sus concursos, el personaje a descubrir esta vez era: Camarón de la isla. Llegamos hasta la séptima pista para identificarlo. Cada vez lo ponen más difícil. Después, Eva nos trajo la aventura recogida por Cristina Morató en su obra Viajeras intrépidas y aventureras, con la que intenta reivindicar a todas estas figuras sombreadas por la autoridad machista de tantos siglos, que, tristemente, aparecen condicionadas y practicamente mudas por ser mujer, fueron transgresoras por necesidad en un mundo intransigente. Logrando todo lo que algunos hombres y posiblemente mucho más.

Javi, por su parte nos recordó el mundo fantástico y simbólico pero muy convincente de Michael Ende, con su obra Momo. Fábula de una sociedad envejecida no por las personas sino por sus valores. Protesta contra la deshumanización. Este extraño libro infantil, dirigido a esa infancia que no deberíamos de perder, supone para Javi una obra crucial, al igual que le pasaría a Tamara con El principito.
Por otra parte, y a raíz de unos comentarios sobre una clase de violencia gratuita en el cine de hoy, Juan Luis planteó el contenido violento de los medios de comunicación. Cómo este consumo indiscriminado provoca la insensibilidad en el público, convirtiéndolo en un espectador que se autocensura por cierto gusto morboso, y que se distancia del sentido informativo de la noticia quizás porque es un sentido hueco, simple excusa para una captación de audiencia. Y estableciendo paralelismos desafortunados seguimos con la obra de Tarantino y de Robert Rodríguez. De este último, Carlos nos recordó, en un agradecido cambio de registro, las penurias y la tenacidad para llevar a cabo con un presupuesto ínfimo su opera prima: El mariachi.

Llegó el turno del sabio humilde: José Manuel que nos ofreció, por su parte, un análisis humano y reflexivo sobre la diferencia cultural entre occidente y oriente, con la obra del director surkoreano Kim Ki-duk, Aliento. Planteando la ambigüedad del corazón de los hombres, las dicotomías occidentales no son válidas en esta historia. Con su acostumbrada capacidad de asociación nos ofreció el extraño relato de La piel fría de Sánchez Piñol, menú exquisito. Óscar recordó algún que otro apunte sobre Marcuse y su obra El hombre unidimensional, acudiendo a la desgraciada actualidad de ciertas obras. Planteando la anulación de la dialéctica como un método de indefensión sistémica que el estado general de cosas procura para que el individuo tome la resistencia como una utopía. Tamara lanzó al tapete el desafío sobre la validez de una ética en estos días, recomendando fervientemente Ética para Amador de Savater. También prometió contarnos en próximos programas, la entrañable historia de "Mamá áfrica", una anciana residente en La Laguna, que todos los años recolecta por su cuenta y ,a pesar de las autoridades públicas, material de todo tipo para el mal llamado tercer mundo. Finalmente, en una pirueta de rocambolesca destreza, Samuel remató con un salto mortal, planteando la validez de la obra El libro de Manuel de Julio Cortázar. Un alegato ebrio y contumaz contra los crímenes de guerra, promovidos por las grandes potencias. En contraste con 62 modelo para armar de la que ya había hablado en el programa pasado, Samuel reivindicó el valor literario en registro tan distinto, para esta obra de corte social y político. El libro de Manuel es quizás la consecuencia artística de esa resistencia ética y estética reivindicada por el filósofo de la escuela de Frankfurt.
Nuestro ladrón del 29 de octubre de 2009 llegaba así a su término. Tan sólo recordar el hueco enorme de Fran y Carmen, dos miembros imprescindibles que esperemos se incorporarán de nuevo en esta andadura de clandestinidad solidaria. Nos volvemos a escuchar el jueves a las 21:00 horas y en reposicón los sábados a las 17:00 horas, en radio arena http://radioarena.es/

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